sábado

como nombra el abismo


sólo el perfume del bosque revela nuestros nombres,
como nombra el abismo a sus víctimas
sin embargo, ni la feroz tiniebla de la noche,
ni el lamento furioso de otra sombra,
ni los cerrojos en todas las ventanas,

ni las luces encendidas de este falso país que nos agobia,
devoran la señal grabada en nuestra lejanía

nosotros,

usurpadores de una casa en llamas,
de palabras sofocadas en una pared sombría,
de un territorio que bordea lo imposible.

-el mundo entero se volvió irreal,
una herida inevitable se abrió,
una sentencia escrita en un paisaje ajeno-

nosotros,
un íntimo esplendor que hiere hasta las lágrimas.

(tal vez la tragedia no hace más que comenzar.
el dolor llegará después, si perdemos el rumbo)