domingo

nuestra poesía

conservo en mis ojos su mirada,
su sonrisa de esperanza muerta,
la pequeña casa
derrumbándose en la isla que habíamos fundado
- aquellos crímenes del alma conspirando sueños -

un ladrón furtivo acechando en la penumbra
que nos robó de a poco, a dentelladas,
fragmentos de nosotros,
de nuestro tierno estandarte
levantado en la nobleza del abrigo,
de nuestras manos aferradas,
de nuestro largo destino delineado en el anhelo del abrazo

sin embargo, a veces,
vencemos la emboscada al esplendor que fuimos,
un dulce destello entre los árboles
enciende el territorio de la ausencia:
es el rumor del viento nombrando nuestra poesía
(o una caricia al aire del cielo que perdimos)