lunes

la última hora

“pequeño poema
no me huyas
no armes abismos
entre mi alma y tú”  A.Pizarnik

ahora,
un príncipe plebeyo enciende los relojes
que guardan la elegía
y un espejo ciego amanece
detrás de  la puerta que da al sur

mi osado esplendor,
mi tonta alegría de vivir
mis manos, las de entonces,
tiemblan como dos pequeños pájaros
en la última hora de los días.

ahora,
otros nombres (tatuados a fuego)
“han venido a incendiar la edad del sueño”
no reconozco sus rostros.
ni ese sonido áspero de estrellas apagándose.

mi espera ingenua de la resurrección,
mis piedras preciosas en la memoria
mis ojos, los de entonces,
desaparecen para siempre del paisaje.

sin embargo,
me abrazo a tu alma en el naufragio
y escribo en silencio, mientras muero.

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