un ángel me prestó la voz para llamarte,
(a mí que las palabras me consumen)
sobre esta página en blanco, entonces, te convoco
afuera llueve,
buenos aires parece una sombra colgada en la memoria.
a pocos pasos un tren vuelve a emprender el viaje del espanto
y hay un silencio espeso de máscaras sin brillo
que disimula la herida como una burla de carnaval
no hay nadie en los bares atiborrados de gente
ni en las multitudes de las plazas
ni en esas librerías colmadas de los días feriados.
casi nada es cierto.
salvo aquel enero en el que sobraban los encuentros
aunque era tan difícil encontrarse ¿te acordás?
también es cierto que tuve un cuaderno
con una ventana donde comenzaba el mundo,
un pueblo con banda sonora de pájaros y viento,
y que hoy lloverá una vez más sobre su tumba.
pocas cosas.
quizás algunas más, y aquí están,
escritas de manera inasible para que sólo dios las lea.
te espero.
ojalá escuches este poema que te nombra
vení. acurrucate a mi lado.
en el margen de esta página
(en los tachones y enmiendas)
una pequeña casa, con un jardín que arde en la tormenta,
está enunciándose.
alguien prepara café en la cocina
mientras nosotros,
nos concebimos en los pronombres
y salvamos del fuego las flores imposibles.
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