martes

del otro lado


del otro lado,
una mujer sirve la última cena
mientras el viento, un viento triste,
devora las huellas de aquella esquina inhóspita.

a esa hora, en el mismo lugar
mientras  mi mano acaricia la cabeza de un niño,
un perro aúlla abandono en los baldíos.
y un poco más allá, en el antiguo faro,
el humo de su cigarrillo inventa,
en silencio,
su destino de barco.

sangra el costado del jardín perdido.

(en el centro de la herida,
los pájaros contrabandean restos de la casa
con la música de  las voces queridas)

también a esa hora , en el mismo lugar,
un instante antes de la muerte
un diluvio nos deja a la deriva:
dos náufragos en la primera letra, cursiva y temblorosa, 
de nuestra historia en blanco.