viernes


en voz baja

no alcanza la tristeza ,
ni la inquietante  paz de la ventana,
no alcanza la casa  agonizando en la pared sombría,
ni la indecible  fatiga de mis ángeles.

a veces me parece verte
en alguna esquina de Buenos Aires
con tu equipaje de estrellas
donde nacía el paisaje silente de aquel país perdido,
de aquella aldea  fundada con sueños  en suspenso,
con el grito en voz baja de nuestro tierno deseo
arrumbado en el exilio.

no alcanza la certeza de no verte vivir,
de no verte morir.

a veces me parece amanecer en tu abrazo imposible,
con el alma  destellando flores
y el amor doliéndome en las manos.