jueves

memorias de la infancia (los sonidos del corazón)


esperar la llegada del tren era un acto de magia de principio a fin.
en la estación había una oficina que tenía una solemnidad difícil de franquear. el mostrador era muy alto, se hacía casi imposible ver del otro lado. los pasajes los vendían por una ventanilla tan pequeña que era muy difícil mirar hacia adentro. pero yo sabía que en algún momento el saldría con un farolito antiguo, que alumbraba con una luz roja, única y brillante. se paraba al costado de las vías y comenzaba a moverlo como saludando a alguien. después, el reflejo de una luz redonda y blanca se iba agrandando cada vez más, como una luna llena pegada en la frente de la locomotora, mi corazón sonaba al unísono de la marcha del tren. y cuando estaba tan cerca que si estiraba la mano podía tocarlo, corría hacia el vagón de carga, ese del que se bajaban las encomiendas. a mí me encantaba ver como bajaban las películas. no entendía como podían entrar ahí en esa bolsa de lona, con forma cilíndrica, los actores, todos juntos amontonados, mezclados con las letras de las
traducciones y sus voces y la música. me gustaba ver como los cargaban en un carrito y cruzaban la
plaza en dirección al cine. y él también tenía algo que ver con eso, porque el carrito podía cruzar la plaza, sólo si firmaba una planilla con muchas rayitas. después volvía a entrar a su oficina oscura, infranqueable. allí adentro estaba el verdadero objeto de mi deseo: un aparatito extraño de color dorado por donde se escapaban los sonidos. lo escuchaba siempre cuando estaba en la sala de espera. lo veía a él, a través de las rejas de la ventanilla, de espaldas, haciendo un movimiento incomprensible con su brazo y casi de inmediato ese sonido que se imponía sobre todos los demás, las voces, el canto de los grillos, la lluvia, el viento. sólo algunas veces se mezclaba con el tic-tac perezoso del reloj gigante que había en la sala de espera.



una tarde de verano, a la hora de la siesta, cuando el sol quemaba las veredas, llamamos a la puerta de la casa que estaba detrás de la estación. tenía un cartel en la puerta que decía JEFE. salió, nos saludó ceremoniosamente y ahí me di cuenta de que su gorra también tenía escrita la palabra JEFE. caminó delante nuestro con un andar seguro y pausado. puso la llave en la puerta de su oficina, pintada de color naranja, y nos hizo entrar. el piso de madera parecía que iba a hundirse bajo mis pisadas. n o sé bien porque me pareció mejor caminar en puntas de pié. el mostrador era altísimo, de un marrón oscuro, casi negro. dijo que era mejor la luz natural, entonces abrió la ventana que daba a su mesa de trabajo. miles de partículas, algunas brillantes, otras de colores, se colaban en la luz que entraba por la ventana y rebotaban sobre ese aparatito extraño de color dorado por donde se escapaban los sonidos. mi corazón comenzó a repiquetear. p or primera vez vería en acción al mago. el único capaz de descifrar sonidos que traducía en palabras. aún estando tan cerca, ese objeto brillante me seguía pareciendo un misterio. el jefe, se sentó delante de él. por un momento me pareció como si tocara el piano. los sonidos parecían querer escaparse con la luz de la ventana. yo lo miraba expectante. ese sonido encantador y él ahí, tan concentrado, sabiendo que era el dueño de los secretos. no sé cuanto tiempo duraba el repiqueteo aquél, tan parecido al de mi corazón. pero a mí entre pausa y pausa me parecía que se pasaba la eternidad. así una y otra vez. hasta que nos miró. y justo en el momento en que iba a decir lo que le habían contado los sonidos, una mosca grande, de esas que tienen las alas de color tornasolado, se coló por el haz de luz que entraba por la ventana. se posó con sus patas, que a mí me parecieron enormes, en la parte donde el aparatito brillaba más. no pude dejar de mirar como esa mosca, que parecía estar muriéndose, movía sus alas y sus patas con desesperación para no caerse del borde dorado. el jefe habló. la mosca cayó súbitamente sobre la mesa de trabajo. entonces, el aparatito dorado comenzó a repiquetear dentro de mi corazón hasta hacerse inaudible.


22 comentarios:

  1. Mi Ana querida...trajiste suave pero profundamente, desde el fondo de mi corazón, uno de mis mejores y cálidos recuerdos:la estación de mi querido Monte Grande, el Jefe y su mágico telégrafo.Estoy tan emocionada con tu bellísimo relato, que puedo ver la mosca gigante, a través de mis lágrimas.

    Un beso enorme!

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  2. Qué bello texto... Yo también tengo guardado en mi memoria es sonido indescriptible de la locamotora y el tren que pasaba puntualmente a la cinco de mañana cerca de casa...
    Un tiempo que se fue pero que está en nuestra memoria.
    Besos

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  3. Ana, verás desfilar infinitas estaciones de la infancia por aquí, porque tus recuerdos son los nuestros. En mi caso, se trata de la estación del pueblo donde nació mi padre: Arenaza, Provincia de Buenos Aires. Era tal cual lo describís.
    Un beso y gracias por este hermoso recuerdo compartido.-

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  4. ¡Qué magia tienen los trenes!
    más allá de que unieron pueblos, de su ilusión de mundo portátil, de sus objetos (campanas, zorras, silbatos, relojes con números romanos - em el salón de espoera y en el bolsillo de los guardas y los jefes-, casitas de señales, andenes de citas y de adioses....)
    ¿Por qué estaremos tan ligados a ellos?
    Pero tu relato es mucho más que una foto en sepia, porque huele a yuyos y a esa niebla dulce de las locomotoras. Y los transmites desde tu corazón telégrafo.
    Hermosísimo, Ana. Muchas gracias!

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  5. Me has hecho volver a caminar por el andén, sentir el frío de la madrugada y la magia de la espera, ese ruidito mágico que anunciaba no sólo buenas noticias, y ese olor tan particular de las estaciones…
    Te vi, como aquella tardecita, juntando piedritas para enmarcar aquél charquito-espejo…es increíble cómo te las ingeniabas para hacerme felices las siestas.
    Mientras te leía sonaba en mi cabeza la “milonga del trovador” cantada por Calamaro…”con un rumor de nido volaban hasta mí, aquellos pañuelitos en la estación…” y canté…será que estoy contenta porque sé que, como hace años en tren, hoy por otros medios, estás por llegar hasta mí y me emociono…
    Es hermoso tu escrito, Anita, muy rico en imágenes que hacen sentir…gracias por transportarnos a ese territorio inocente que tanto nos gusta volver a transitar: nuestra infancia.

    Te estoy esperando!!!!!

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  6. ¡Qué linda anécdota!

    Los recuerdos, la estación de pueblo, el cine (que seguro ahora debe ser un templo evangélico)

    Besitos bonita!


    Ah! Escuché tu voz!!!! Es muy dulce!!!!

    No esperaba otra cosa :)

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  7. ¡Qué linda anécdota!

    Los recuerdos, la estación de pueblo, el cine (que seguro ahora debe ser un templo evangélico)

    Besitos bonita!


    Ah! Escuché tu voz!!!! Es muy dulce!!!!

    No esperaba otra cosa :)

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  8. Ana un gusto conocerte y conocer tu blog! Me gusta, muchas cosas interesantes, el post ultimo me trae recurdos de mi infancia, Tantas cosas parecidas y tan bien trasmitidas por vos. un gustazo grande. Aqui me quedo! Feliz Domingo! Roxana

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  9. siempre me pareció romántico besarme con mi chava en una estación de tren.
    afortunadamente lo hice y me siento bien al recordar (solo duró un mes la relación)

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  10. compañera...ese sonido me va a acompañar en mis sueños, ahora que me voy a dormir...

    Ví esa mosca tornasolada, escuché, sentí el tren...me llevaste muy lejos otra vez.


    te beso

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  11. Son buenos y bien contados, los recuerdos de tu infancia... a veces, suenan tan conocidos... Ya sabes, tengo caramelos de colores, niña.. de esos que se comen como celebrando la vida, durante la infancia.

    Besos!

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  12. "...Hasta que nos miró...".
    Vos y Maria?
    Creo que si.
    "...Jefe...".
    Dom Ricardo?
    Yo creo que si.
    Escritora, alguna vez vos ya pensó que yo puedo ser la mosca?
    Y alguna vez vos ya pensó que yo puedo sentir lo mismo que la narradora del texto : "...dentro de mi corazón hasta hacerse inaudible..."?
    Un beso desde Rio de Janeiro, Brasil.
    Emy.
    P.S.: será que vos irá volver a me hacer una visita em mi humilde blog?

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  13. En el pueblo de mis padres, que casi es el mio, aunque sólo sea por la nostalgia, sobrevivió al paso del tiempo una vieja estación de tren. De niño iba alli, y me pasaba las horas viendo las viejas máquinas, los vagones de madera y aquel mercancías abandonado, al final de una via muerta. El jefe de estación vestía de oscuro, y recuerdo que llevaba un reloj de bolsillo, que a mi se me antojaba demasiado grande, y que consultaba a menudo.
    Hacía mucho que no me acordaba de aquella vieja estación. Te doy las gracias por recordármela. Me has hecho sonreír, con un puntito de nostalgia.
    Escribe. Escribe. Escribe.
    Mil besos.

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  14. Un escritor es aquel que es capaz de hacer ver a los demás en imágenes lo que él escribe. Yo he visto tu estación y todo lo que tu mente ha dictado. Tú eres escritora. (Decía mi padre: quien te transporta a otro mundo no es 'transportador', es escritor). Enhorabuena y besos (punto y aparte hoy, siempre de ti enamorado)

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  15. Precioso relato de una estación de trenes y un admirado telégrafo, de tus recuerdos de infancia sobre ellos, donde tu imaginación fue protagonista de momentos que perduran en tu memoria, y que ahora compartes con nosotros permitiéndonos revivir a través de tus mágicos y expectantes ojos de la infancia las escenas que impregnaban el día a día de las viejas estaciones de trenes.
    Besos.

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  16. Hola Ana, castellana de ojos negros!
    Português + español = portuñol.
    En portuñol entonces!
    Este su "post" me recuerda una pelicula : CINE PARADISO.
    Viste essa pelicula?
    "...magia..."!
    La magia.
    La magia es una cosa que la mayoria de las personas gostam.
    La magia los encanta.
    La magia los hacen tener sueños.
    La magia los lleva para el reino de la fantasia.
    La magia los hace tener mucho placer.
    Pero.....la naturaleza de la magia es ser passageira, breve.
    La essência de la magia es ser curta, breve y no durar.
    Lo que me parece?
    Me parece que la magia es como la passion.
    La magia me recuerda la passion.
    Ambas, los dos, la magia y la passion, nascen como la flor y murchan.
    Los dos, magia y passion es como la sombra, fogem como la sombra y no permanecem.
    La magia asi como la passion, los dos, lleva la persona até lo mas alto de los cielos.
    Y despues que se llega ao mas alto de los cielos, la magia y la passion larga la mano de la persona.
    La solta.
    Y la persona se cai, despenca como un raio o un relampago.
    Y ao tocar el solo se fratura, se fragmenta todo.
    La magia y la passion tienem en su essência no ser duradoura , no ser permanente, pero ser breve, tener una breve existência.
    Até mis 40 años de edad yo, me gustaba la magia y la passion.
    Hoy no es mas asi.
    Hoy solo quiero cosas duradouras.
    Hoy no me gusta mas la passion.
    Hoy yo quiero el amor.
    Hoy yo no quiero mas la magia.
    Hoy yo quiero paz, serenidade y me gusta una espiritualidade mas humana.
    Hoy yo solo quiero cosas con buena duracion y cosas que permaneçam mucho tiempo.
    "...Eu só quero saber do que pode dar certo! Não tenho tempo a perder!..." diz a Banda TITÃS.
    Hoy la magia y la passion me parecem ser cosas muy "teenager" , muy "adolescente".
    La magia y la passion son cosas frívolas.
    Un beso con abrazo desde Rio de Janeiro, Brasil.

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  17. Post Scriptun : em tempo recuerdo, me parece que no caminas sola.
    No!
    No estas sola en el camino.
    Solo se quieres, si te gusta caminar sola...
    Beso con abrazo.
    Emy Neto.

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  18. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  19. Texto bello y sugerente querida con el que despiertas los recuerdos de todos nosotros. El mío:
    En mi valle, en la oscuridad nocturna, cada día a la misma hora como un gusano de luz, pasaba el expreso al otro lado del río. La luna mi hermana y yo, lo esperábamos todas las noches y lo observábamos pasar en silencio. Soñábamos...
    Besos Anita.

    P.D. te escribí...

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  20. Anecdota de trenes y estaciones... muchas gracias. Todos tenemos esa soga que nos tira hasta el andén en busca de esos recuerdos chiquitos. Gracias, Anita. Muacks.

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  21. Tus formas son tremendamente aterciopeladas. Me encanta leerte.

    Saludos y buen fin de semana.

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