jueves
un débil resplandor
Estaba anocheciendo. La estación parecía una postal antigua perdida en una caja de recuerdos. En cuanto pisé el andén volví a respirar el aire de ese atardecer único, distinto a todos, ese atardecer que instalaba, por un instante, la certeza del final. La hora exacta dónde parecía morir el universo. No había nadie en la estación abandonada. Un perro viejo y hambriento, sin fuerzas para caminar, apenas levantó sus ojos para mirarme y creí reconocer en ellos aquella otra mirada prisionera de la espera. Me acerqué en un ademán de ternura, pero acaricié la sombra que proyectaba el sol, antes de desaparecer detrás de la distancia. Me quedé parada a la espera de un reencuentro. Pero al mirar la calle comprendí que ya no había nadie. Que mi intención de espera era una trampa de la memoria. Una evocación inventada.
Caminé el trayecto que me separaba de la casa con cierto recelo. Sólo mi propia sombra alargándose en la calle y el sonido del pasto reseco siguiéndome los pasos. La sequía había hecho estragos en la arboleda. Hojas muertas. Árboles raquíticos. En lugar de aquellos charcos como espejos que eran mi pequeño mar, había, ahora, pozos grises como sepulturas abiertas de una tierra que había sido fértil. El pequeño pueblo no había encontrado la manera, como creía haberlo hecho yo, en todos estos años, de disimular los vacíos y las grietas.
Ahí estaba la casa, como un espectro. Un temblor me estremeció. El color no era aquel color. Las paredes mugrientas parecían cautivas de una burla del olvido. Me costó abrir la puerta. La llave que había sido, en otra época, la contraseña del amparo parecía, ahora, un estorbo del destino. Una marca imposible de sortear. Logré doblegar la cerradura y empujé con fuerza la puerta endeble por el tiempo y el descuido. La casa se presento ante mí devastada y sombría. Ningún indicio de la felicidad de entonces. Ninguna señal escondida en los rincones. Sólo el silencio cercándome y la quietud de la indolencia agazapada a mi espalda. El olor a encierro no me permitía respirar.
Abrí la ventana. Mi ventana. Aquella por dónde había visto por primera vez el mundo. Entonces el silencio se rompió con el rumor del viento que traía perfume de jazmín por el sendero. Pude ver sus ojos mientras se abría la noche. Y hasta me pareció ver el brillo del rocío sobre la hierba verde en la tierra estéril de hacía unos instantes. Mi cuerpo vibró como vibraba entonces bajo su mirada. Era un momento en que mi cuerpo adquiría vida propia. Un ardor insolente y apasionado se apoderada de mí hasta que me encontraba con esa otra mirada que sospechaba mi arrebato. Entonces me cerraba con premura. Avergonzada de mi transgresión. Pero ahora no había nadie en la casa ni ahí afuera que cohibiera mi anhelo. Sólo su mirada y yo. Mi cuerpo emancipado. Sin el agobio de aquella otra mirada. La misma que había hecho que me marchara para siempre de este pueblo aquella noche de relámpagos violentos, cuando él me dijo, antes de besarme por última vez, casi como un presagio: “no lo olvides, ninguna estrella cae sin que nadie la mire”
Otra vez me aprisionó el silencio. La casa vacía. La tierra yerma. El aire ya no olía a jazmín. Ni se oía el rumor del viento. Un débil resplandor entró por la ventana, y pude ver, surcando el cielo, una luz fugaz que desaparecía detrás del horizonte.
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¿habrá caído aquella estrella o seguira brillando sin luz en la ventana?
ResponderEliminar(las casas se resecan después del abandono, igual que nuestra almas)
Qué buen regreso, como extrañaba tus palabras en este rinconcito de tu casa.
Bedsos, Anaquerida
Muchas gracias
Anita...tu estilo inconfundible, tus palabras que se traducen en imágenes mientras te leo, tu alma en cada letra, tu corazón y tu cuerpo puestos al servicio de tus escritos...No nos prives de esto nunca, por favor.
ResponderEliminarTe amo, mAnita amada!
Qué reconfortante tu regreso ... y cuánto peso en ese corazoncito de un pasado sin zanjar ... sensaciones agridulces que recrean la memoria siempre y cuando no atormenten el presente.
ResponderEliminarCuando quieras rebocamos grietas, blanqueamos paredes y cuando nos venza el cansancio ... preparamos algo rico para comer, quizá un poquito de jazmín en la mesa, hablamos, si nos apetece, y cuando la noche se cubra de estrellas ... esperaremos pacientes para ver caer alguna y como no, pedirle un deseo! Muacc
Tu "débil resplandor" me encandiló.
ResponderEliminar¿Cómo te diste cuenta que a partir de aquella frase harías un texto semejante?
Te refelicito.
En tu blog encuentro vida.
( Tus textos me encantan.
Cada tanto entro en tu blog y los leo, y miro tus fotos y los dibujos que publicás. Me doy cuenta de que todo lo que trataron de enseñarme alguna vez de crítica y de teoría queda a un costado, no porque la calidad de la enseñanza haya sido poca o mucha, sino porque solo puedo abordarlos desde la emoción.
El único comentario que me surge de inmediato, es decirte que mi corazón late más fuerte cuando veo esas imágenes que te encargás de mostrar y que un un brillito humedo, se empeña en aparecer por ahí, por donde espiamos al mundo, a la gente, como dijiste una vez, al alma de cierta personas)
Relyquerido: a mí me parece que la estrella cayó y que cumplió deseos en el mundo. Tal vez nos haya cumplido uno a nosotros o quizás haya un deseo detras de la ventana esperando a cumplirse(sin luz, pero con luz).
ResponderEliminarGRACIAS, por tenderme la mano, gracias "a la maravilla de haberte conocido"
Marû: tu amor inmenso sin el que nada sería posible, pequeñamaría. Sabés que me cuestiono esa manera de poner el cuerpo y el alma, pero no puedo de otra manera.
ResponderEliminar(pulgar en alto, marulina :))
Mela, preciosa: desde el personaje del relato te digo que algunas veces el pasado sigue en el corazón como una herida abierta, aunque creamos que es apenas una cicatríz y que entonces hace falta retornar para recuperar, aunque sea, apenas, una luz fugáz.
ResponderEliminarDesde mí te digo, que acepto encantada el aroma de jazmín en nuestra mesa y la espera de esa estrella tomadas de la mano... pensamos un deseo juntas y decimos a coro: "que se cumpla, que se cumpla, que se cumpla"
besos, amiga
Gracias.
ResponderEliminarTe echaba tanto de menos.
Gerardo: amiguitomio, gracias por permitirme copiar tu mail. Me hace muy bien verte aquí, aunque sé que siempre-siempre estás ahí. Y sí...la frase que le "robamos" a Faulkner...creo que me perdonará ¿no?(en literatura todo es de todos-igual está entre comillas-:)). Y también creo que de poco sirve la academia cuando "miramos" con el corazón.
ResponderEliminarPaquito: estamos on-line!!...yo oía alitas de ángel, pero como llueve en Buenos Aires, pensé que era el ruido de la lluvia.
ResponderEliminarGracias a vos, siempre.
muy bueno,anita, muy lindo
ResponderEliminarbesitos :)
Juancito: no leí el adiós completo...sólo leí el título... espero que sólo sea un adiós del "universo inventado", despues voy a leerte como siempre...pero un Galán no dice nunca adiós ;)
ResponderEliminarbesitos.
Ana, cuando me pregunten quien escribe en rojo, sabré responder que vos lo hacés.
ResponderEliminarhoy día es un hallazgo escribir con el corazón.
beso,
Sereno de los faros: ¿existe otra manera de escribir que no sea con el color del alma?
ResponderEliminarQué lindo que vengas a iluminar mi casita
beso
Ana é maravilloso volver aqui. Sabe amiga tudo que escribiste quedó grabada en la tabua de mi alma ahora algo que má me llama a atención es la ventana.Si la major ventana es a del corazón esto si es esplendoroso.
ResponderEliminarMe beso amiga y que bueno verte en mi canto sea bien vinda siempre y beso en tu alma.
Rachel: qué lindo lo que me decis, es maravilloso que mis palabritas queden grabadas en tu alma y sí, desde la ventana del corazón podemos concretar todos los sueños, aún los prohibidos.
ResponderEliminarQuiero que sigas cantando, amiga. Eso es el tiunfo. Besos
la casa
ResponderEliminarvuelve a ser
casa
cuando
volvemos a
ser
seamos
entonces
casa
y
camino
perfumado de
jazmín
seamos
estrella
en el
horizonte
mil besos,anita*
Ra-yue-la: querida compañera de despedidas y regresos, somos a la vez que camino, estrella distante a la espera del reencuentro.
ResponderEliminarabrazo fuerte, fuerte
Bellísimo... Estoy gratamente sorprendido por el armado de tu blog. Muy bueno, realmente...
ResponderEliminarQue andes bien
Beso
Andreico: me alegra mucho que te guste. Hacía mucho que no "nos veíamos", pero estamos siempre "ahí" como el sol :)
ResponderEliminarBesos para vos y tu precisoa familia
está escrito con maestría compañera, me demoro en tus palabras, no quiero salir de ellas...
ResponderEliminaruna nostalgia poderoso me invade en esta tarde de lluvia...
un beso
Esa liberación, esa necesidad de paz al abrir la ventana, me llena a mi también de esperanza.
ResponderEliminarUn texto bien escrito, de la forma como yo mismo quisiera haberlo escrito.
Saludos.
Chinasklauzz
Roberto: no sé, si con maestría, pero sí tratando de contar la melancolía de ciertos sentimientos a la distancia, que no es otra cosa que esa nostalgia de las tardes de lluvia.
ResponderEliminarotro beso
Chinasklauzz: que maravilla que hayas sentido "esa" liberación que siente el personaje del relato. Leer/escribir ejercen esa preciosa potestad sobre nosotros:hacernos sentir sin proponernoslo.
ResponderEliminarun abrazo
Estas letras manejan la tristeza y la plasman con una pluma suave...
ResponderEliminarMuy agradable la lectura. Te felicito.
Un placer leerte.
Salvador: gracias por tan lindas palabras y por tan grata compañía.
ResponderEliminarSerá un placer para mí también, conocer tu poesía. Un abrazo
La ventana de tu casa, la de aquel entonces y la de ahora, la que te alberga y la que sos (somos 'casa'), te hizo ver la vida fugaz. Es otra manera de recuperar el tiempo pasado.
ResponderEliminarEs un gusto leerte.
Un beso
O Profeta: ¿será que los pájaros cantan al comenzar el día porque en todo comienzo hay un retorno al alma?
ResponderEliminarbesos
Giovanni: esa misma ventana por donde te reencuentras con tu historia en cada post de tu blog.
ResponderEliminarUn abrazo (que te seguramente te acercará el viento)
Otra de tus maravillas: sólo el silencio cercándome y la quietud de la indolencia a mi espalda cuantas veces no me habré sentido así... Hay veces que sobrecoges niña...
ResponderEliminarMiles de besos.
Cristalit@querida: esas veces que te sentiste así era porque no mirabas a tu lado, ahora que volvimos a encontrarnos, me verás siempre muy cerquita tuyo, como cuando corriamos juntas por la pradera y ya sabemos -como entonces- "somos mucho más que dos".
ResponderEliminarMillones de besos
sos linda ANA...
ResponderEliminarme gusta seguirte..
Besos!
Camarandante: y vos sos lindo Quique y me gustan tus fotos :)
ResponderEliminarGRACIAS por tu buena onda siempre
Muy hermoso Ana,tardaste mucho en escribir.....
ResponderEliminarUn abrazo
Tony: Gracias por acompañarme y...vos también tardaste, siempre que pasaba por tu Jardín me encontraba con la "colina de la espera"...pero ahora ví que hay un color "rojo pasión" entre las delicias.
ResponderEliminarBesos
que bonito, y más bonita la foto del perfil, un abrazo.
ResponderEliminarmagnolia: y que bonita lucecita sos vos brillando como una estrella en tu cielo mexicano. Vamos linda, que podemos ;)
ResponderEliminarholaa tu historia es de lo mas bonita sigue haci! porfavor paza a mi blog soy novia y quiero q comenten mi historiia pasaa!
ResponderEliminargracias
Una bella historia sobre un alma solitaria. Ojalá se vea su estrella en todo el mundo, aunque tan solo sea en el momento de su caída.
ResponderEliminarKatherine: (princesscrayzy) que lindo encontrarte por acá!!! Me encantan tu espontaneidad y tu alegría. Y claro que voy a pasar a leer tu historia.
ResponderEliminarBesos, bonita
Carlos: querido amigo, mi deseo para esa estrella que cae es que la veas vos en tu cielo, aunque apenas sea un resplandor, ése mínimo fulgor servirá para saber que no todo está perdido, aún.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
SANTO DIOS HA VALIDO LA PENA ESTA ESPERA LO QUE PUEDO DECIR YA ESTÁ AQUÍ DICHO Y TÁN BIEN QUE SOLO PUEDO DARTE LAS GRACIAS Y UN ENORME ABRAZOBESAO
ResponderEliminarHatoros: siemprea apareces con esa energía tan buena que hace que me den ganas de seguir adelante. Gracias por tu querida compañía. Un super abrazo.
ResponderEliminarWow!!Está entrada sí que me gustó!!! Realmente, no hay estrella que caiga que no se deje ver. Tu relato cayó en mi pantalla como estrella que iluminó mi tarde xD
ResponderEliminarKiri: que hermoso lo que decís. Las almas luminosas siempre ven las estrellas caer. Te iré a visitar en un ratito. Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarCuando se dejan ver, pido deseos a las estrellas fugaces. Hoy imploro que estés bien, que brilles como nunca y que seas muy feliz, amiga.
ResponderEliminarTe quiero, Pau.
Paulita: se está cumpliendo tu deseo...¿vos no sos una estrellita?
ResponderEliminarte quieroooooooo