domingo

exilio


buenos aires enciende los relojes que apresan la ternura. los mendrugos azules de la noche despiertan los pájaros sin nido, las voces de los mudos danzando en la garganta, el perfume de jazmines muertos y aquel brutal cansancio de resistir la ausencia.

"todo es ilusión menos el poder" grita un cartel desde ahí arriba. a esa autopista la sostienen el cadáver de un sueño y huesos que perdieron el nombre (vestigios de inocencia aullando en las esquinas)

la antigua sentencia manchó de sangre mi vestido. alguna vez otro cartel gritó que el cielo estaba cerca pero una lluvia -parecida a esta que ahora lastima los cristales- asesinó en silencio mis pequeños ángeles y me borró las manos.

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