lunes

como nunca había sonreído

a esta hora él  llegaba hasta mi alma.
yo sonreía , como nunca había sonreído,
entonces los  pájaros encendían  la calle,
el muelle amanecía su tristeza de náufrago
y este silencio que estuvo siempre conmigo
estallaba en el mantel derramando flores.

la lluvia lastimaba las esquinas, 
sin embargo, aquí adentro, a esta hora,
el cielo abría un suave resplandor sobre las cosas
y el mar me devolvía aquel pequeño barco
encallado en las heridas.

a esta hora la tierna costumbre de su nombre
me enlazaba la cintura,
la casa era el antiguo patio donde anidaban soles.
no dolía la silla vacía, 
ni la ropa proscrita en los espejos,
la vida se estremecía 
en la fuente colmada  de naranjas.

quizás fuera domingo o jueves, no recuerdo.
sé que era a esta hora
y que el viento era distinto al ruido ahogado
que retumba, esta tarde,  en las persianas.