miércoles



a veces por la tarde, cuando cae el sol,
un pensamiento constante me hace palidecer,
una especie de recuerdo confuso

a veces, por la tarde me alcanza su sonrisa, el color de sus ojos, su cuerpo,
una evocación tal vez inventada pero que sigue siendo un dolor.
y miro el cielo con el sol a través de los árboles que siguen allí
petrificados en un desorden fijo, eterno.

de pronto olvido el color de sus ojos.
y olvido su nombre. y su cuerpo.

a veces, al atardecer, en medio de ese encantador y breve instante,
me descubro sumida en su ausencia.



3 comentarios:

  1. Qué sería del mundo sin los atardeceres?!?!?! qué sería de los sentidos, de las emociones, de los amores...???

    Amé leerte, amiga.

    Pauli.

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  2. Esa es la "hora nona" ¿verdad?
    Emocionante Ana. No ordenes nada.
    Un beso.

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  3. nostalgia, grandes dosis de nostalgia! Que bien escribes

    llevaba unos dias sin visitarte...que placer volver a tu espacio, tu atmósfera ingrávida

    un beso ana

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