a veces por la tarde, cuando cae el sol,
un pensamiento constante me hace palidecer,
una especie de recuerdo confuso
a veces, por la tarde me alcanza su sonrisa, el color de sus ojos, su cuerpo,
una evocación tal vez inventada pero que sigue siendo un dolor.
y miro el cielo con el sol a través de los árboles que siguen allí
petrificados en un desorden fijo, eterno.
de pronto olvido el color de sus ojos.
y olvido su nombre. y su cuerpo.
a veces, al atardecer, en medio de ese encantador y breve instante,
me descubro sumida en su ausencia.
Qué sería del mundo sin los atardeceres?!?!?! qué sería de los sentidos, de las emociones, de los amores...???
ResponderEliminarAmé leerte, amiga.
Pauli.
Esa es la "hora nona" ¿verdad?
ResponderEliminarEmocionante Ana. No ordenes nada.
Un beso.
nostalgia, grandes dosis de nostalgia! Que bien escribes
ResponderEliminarllevaba unos dias sin visitarte...que placer volver a tu espacio, tu atmósfera ingrávida
un beso ana