Mi perro era mi amigo. Nos acompañamos durante dieciséis años, eso fué bastante tiempo en su vida y fueron años muy intensos para mi. La felicidad más sublime y la tristeza más honda se alternaron en ese espacio de tiempo compartido con “mon amour” –como llama mi amiga Cristalit@ a su Líli-
Totó es mucho más que un recuerdo. Sigue estando conmigo aunque ya no pueda acariciarlo. Una noche como esta, víspera de invierno y mientras el cielo lloraba una llovizn

No quería escribir sobre mi perro, pero a esta misma hora, hace un año, nos separábamos y tuve la necesidad de escribirle. De agradecerle la ternura, el retorno a la infancia –como esa evocación de mi amiga Alicia y su perrito Leo cuando los acompañaba a ella y a su hermano RELito en aventuras de corceles y princesas-
Agradecerle, también, a mi Totito, el silencio compartido, el abrigo, la nobleza, la mirada siempre franca y esa clase de amor incondicional que parece, muchas veces, sostener el mundo.
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