viernes

sobre el pequeño jardín


los aviones caían como estrellas
y perfumaban con olor a muerte los domingos
nosotros, por entonces,
sembrábamos la pradera con semillas de alas
(aún no conocíamos el paisaje donde no crecían las flores)

¿ te acordás de esa tarde
y mi vestido con náufragos abrazados a la orilla del mundo ?

estabas sentado en tu silla,
te miré como si fuera la primera vez,
con ese asombro del cielo transparente de los primeros días.

acariciaste mi pelo y dijiste en voz baja:
“no tengas miedo, todavía canta, arrullada en el aire,
la niña de frágiles pies”

estabas tan cerca, tan claro, tan breve.

de pronto un pájaro mudo te arrebató en el viento,
sacrificó nuestro abrazo en el grafitti de un muro
y devoró la insurgencia de nuestra querida siembra.

(si supieras qué triste fue la primavera al otro día,
qué obstinada llovizna sobre el pequeño jardín)

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