en voz baja
no alcanza la tristeza ,
ni la inquietante paz
de la ventana,
no alcanza la casa agonizando en la pared sombría,
ni la indecible fatiga de mis ángeles.
a veces me parece verte
en alguna esquina de Buenos Aires
con tu equipaje de estrellas
donde nacía el paisaje silente de aquel país perdido,
de aquella aldea
fundada con sueños en suspenso,
con el grito en voz baja de nuestro tierno deseo
arrumbado en el exilio.
no alcanza la certeza de no verte vivir,
de no verte morir.
a veces me parece amanecer en tu abrazo imposible,
con el alma destellando
flores
y el amor doliéndome en las manos.